lunes, 11 de junio de 2012

Lluvia



No llueve, pero es como si lo hiciera. 
A veces llueve sin llover. A veces se siente esa primera gota que cae en la nariz, o en un ojo, o en la frente, mientras miramos hacia arriba, pero que no es lluvia, que es la sombra de una tormenta que permanece invisible aún cuando se la percibe a los golpes.

Camina las mañanas del lunes al viernes como esperando llegar a otro lugar, llamemosló esperanza de los pasos imposibles, sin embargo las cosas se suceden de una manera extraña, aunque sea la normal en la vista simple, y va a llegar donde siempre, donde todos los días. Lleva igual una sensación de libertad que parece ajena y eso podría hacerlo más liviano, podría darle el súperpoder de levantar vuelo sin volar, como esta lluvia que no está cayendo pero que está. 
Silba el reflejo de alguna canción que recuerda, y carga con la vida nueva cada nuevo día.
A veces pasa que entre sueños o ensoñamientos cae en las cuentas reales y entonces siente la cárcel, el estado difícil, la pesadez resultante de ir en contra aún siendo solo en el pensamiento.
La diversidad es parte del juego que lo mantiene. La eternidad del adolescente entonces la encuentra en todo lo que puede ver, y es en esos momentos cuando relaja un poco, que ríe. Ve a los que no creen, a los que creen en todo, a los que creen que no están creyendo. Ve las pocas luces de muchos de los otros, las muchas luces que simula alguien más, el resultado de la autodestrucción del inconsciente colectivo, las miradas que parecen encontradas, los pocos espacios, la insoportable pendiente en la que se ve a muchos andar sin ver. También puede ver a otros que juegan como él y entonces deja de sentirse solo.

Nunca pierde la esperanza pero está desesperanzado, nunca camina sin ver, pero a veces ver dan ganas de salir a matar. 
Como es que se espera de él lo mismo que se espera de un desorientado? La justicia no existe mi amor. La justicia no existe. La justicia?

Afuera es un carnaval triste de bombos que no suenan como deberían y de saltos epilépticos que simulan un baile del infierno pero que no son más que agua de estanque. 
Que loco es cuando te dicen que si y vos sabes que es no, cuando lo acostumbrado hipnotiza y vos no podes hacer nada porque lo hipnótico nubla la certidumbre.
El desfile de carrozas se ve desaliñado, jaja,  es una comparsa llena de jirones de lo que quiso ser un día.

Jugar de verdad es entonces la única solución que puede encontrar. Este juego de callecita sin sorpresas que se espera pueda sorprender. La desesperanza, solo de a ratos, cuando es inevitable y abriga el suelo tibio. 

Piensa, que sea juego, y que el juego sea risas. Que la risa ayuda, que la risa lo cambia, que la risa le deja encontrar esperanzas nuevas, que la risa no se abandona cuando la cosa está gris y nos quiere llevar la costumbre putrefacta de una sociedad que pretende castrar y crear idiotas. Si se te pierde la risa te morís, dice.


No llueve, pero es como si lo hiciera. 
A veces llueve sin llover y hay que hacerle frente a la tormenta que viene o que está.

lunes, 4 de junio de 2012

Mañana es mejor



Despertar todos los días esperando encontrar lo que fué un día allá, atrás, en aquel pasado que ahora es recuerdo. El deseo del reencuentro y la esperanza de un viaje en el tiempo. Pensar hasta creer que todo ese tiempo pasado fué mejor. Perder las esperanzas cada vez que se cae en la cuenta de que las cosas, todas las cosas, corren hacia adelante.
Ir hacia lo que viene con ansias de lo anterior, es la vida en retroceso, que es igual a la muerte o a la desaparición de la vida, en vida, y eso nos deja en un limbo imaginario entre lo que existe y lo que pretendemos que exista.
Perder. Las pérdidas no son más que posibilidades de encontrar y ganar a lo nuevo, sin embargo, ante algunas pérdidas algunos se pierden también.
Desaparecer. Desaparecer cual pájaro dormido en el árbol que cae, desaparecer entre las pocas luces del alba, cuando aún los cielos no despiertan y uno puede encontrar la partida de las sombras del aire para encontrarse con su propia sombra.
Anhelar. Anhelar el regreso de nuestra mascota de la infancia aunque sea en sueños, pretender recuperar la misma sensación de abrigo al sol de aquellas tardes en las que nuestros abuelos nos dejaban recuperar el tiempo de escuela en aquel parque repleto de colores y juegos.
La desdicha en el aire, el deseo de volver a tener, la sensación de estar perdido y no poder encontrar lo que nos cae delante de nuestros ojos.


Los que siempre quieren volver nunca pueden ir, que se sepa.


Mañana es mejor.