En reposo, estoy en el centro. Es bueno estar en el centro para mí, porque me da como posible, las opciones de poder ver hacia arriba y hacia abajo, y también y aunque a veces, me deja avanzar y retroceder, pero a no confundirme, que tales cosas como subir, bajar, avanzar o retroceder son relativas y podrían funcionar sin darme cuenta, con alguna reacción adversa.
Despojarme y revolcarme en cualquier abismo no es tarea fácil si soy de los comprometidos que siempre quieren tocar fondo porque son estos los que muchas veces terminan perdiendo, incluso más que el que no arriesga.
Es cierta la frase que dice que el que no arriesga no gana pero no en todos los casos, hay veces en las que los infelices, de ahora en más vamos a llamar así a los inconscientes, a los faltos de compromisos consigo mismo, consiguen la suerte de recibir, como una pelota que rebota en una pared y antes fue echada a la suerte por alguno del otro grupo, a la oportunidad, a la fortuna, al número ganador, aunque es bien cierto también que no siempre esta clase de gente está preparada para recibir semejante dicha y por esa razón, la termine perdiendo casi sin diferencias perceptibles entre estos y aquellos que decíamos que comprometidos, terminan perdiendo. La diferencia entre estos es el abismo mismo, más no se nota a simple vista.
Los que pierden pero consiguen mantener la voluntad fuerte siguen adelante, otros, mueren en el alma que es la peor de las muertes. Somos humanos y hay poco que hacer contra cosas de este tipo.
Dejarme ser es casi perder muchas de las veces, pero también es mucho para ganar.
En cuanto a ir para arriba, primero debería definir el concepto de ir para arriba y de apuntar hacia donde quiera ir. Ir para arriba es ascender de manera vertical o de otras maneras posibles, ese es un concepto fácil de entender en la práctica del cuerpo pero no tanto a la hora de a esto darle un sentido práctico para el espíritu.
Fácil se presta a cualquier confusión y mal manejo de las prestaciones de la suerte esto de subir o elevarse o crecer. A veces hacer este tipo de cosas es primero ir hacia abajo y hasta el fondo. Algunos, bien conocidos muchos de los casos, entienden a veces dando cuenta y otras no tanto, esto del progreso vertical, de manera que terminan con los bolsillos ricos pero con las almas pobres.
Me estoy diciendo que la puntería a veces falla y otras veces, son las personas las que apuntan hacia otras objetivos.
Ir hacia arriba es llenarme el alma, conocerme en espacios vacíos y a estos, darles de comer uvas y frambuesas, alumbrarlos con luces y porqué no con algunas certezas. Y aunque el verso no fue buscado por algo fue verso.
Ir hacia arriba tal vez quiera decir que debería procurarme amplitud, reflejos y conquistas. Siempre adentro mío, siempre entre todas las cosas que puedo ser.