martes, 22 de mayo de 2012

Las cosas que pasan

No hay males ni fortunas que no vengan si no se necesitan.
Lo que pasa está acá todo el tiempo, es la provocación de lo urgente, el llamado inconsciente de la realidad cuando precisa un cambio.
Las cosas que pasan, son lo que antes venía siendo sin verse.
Uno a veces putea diciendo tal vez: "Pero la puta madre que me parió, porque carajo me tiene que pasar esto a mi, y la concha de mi repustísima madre, estoy inundADO POR LA MIERDA DEL MUNDO!!!". Lo peor es que estamos acostumbrados a decir ese tipo de cosas cuando le pasa algo a alguien más, por ej. Se murió tu Mamá, de un cáncer fulminante en el páncreas, sufriendo como si en toda su vida hubiera sido una hija de puta y mereciera algún tipo de dolor insoportable como para empezar a pagar las cuentas, y nos preguntamos porqué nos pasó a nosotros. Le pasó a tu vieja la puta que te parió! preguntate mejor porqué le pasó a ella, o mejor, no te preguntes nada y solo asumí que ese tipo de cosas pasan porque el cuerpo es frágil y puede enfermar. Y si, los hijos de puta se mueren siempre más tarde, no por algo está ese refrán del culo pero cierto que dice que yerba mala nunca muere. Es como si el veneno neutralizara al veneno que trae la muerte y entonces Zas! zafas de esa muerte por un rato más. 

Las cosas no nos pasan porque somos el centro del universo y algún ente divino o de la suerte está ocupándose de cagarnos la vida. De hecho puede que si dejáramos de sentirnos el centro podamos visualizar un poco más claro que lo que pasa, es lo que tiene que pasar aunque joda.
Todo esto si pasa algo que consideramos malo, pero cuando nos pasa algo bueno no decimos nada no? nos hacemos los pelotudos, silbando para disimular, con miedo a que no sea eso lo que debería haber pasado, muchas veces con el culo sucio y mirando de reojo por si el destino se da cuenta y viene a sacudirnos para sacarnos lo que nos trajo.
Todo lo que pasa, pasa y no se cambia. Nos resta seguir adelante con todo lo que sigue estando. Ojo, que si no nos damos cuenta y nos subimos a ese bondi en los asientos que miran para atrás, se nos puede pasar de largo lo que viene y también lo que está.
No olvidar, pero tampoco no dejar partir.
Las cosas que pasan son las que nos tienen que pasar, hay algo allá afuera que todavía no pasó que nos da la cuenta de que lo que nos haya pasado nos dejó aprender, si supimos, para lo que viene.

lunes, 21 de mayo de 2012

Del amor y del odio


Del amor decantan las peores desgracias pero también lo mejor de riesgos y de triunfos.
Del odio salen a flote los mejores sentimientos contrarios y los peores decires de la inconsciencia.
Del  amor sale el fuego que quema un cuerpo y dos manos, pero también la sombra que cubre y refresca.
Del odio rebalsan impotencias que culminan en vidas acabadas pero también una consciencia de que los opuestos conviven inevitablemente.
Del amor pierden las almas eternas, pero gana la vida finita.
Del odio aprenden los que ya no creen en el amor y se encandilan y entonces ya no ven amor.

En el amor se encuentra odio.
En el odio hay amor infinito.

Del odio escapan verdades que irritan, ese es el intolerante.
Del amor decanta cual piedra en la arena el poeta de feria barata.
Del odio cae como fruto, en silencio, el silencio.
Del amor sobrevive la desdicha, que se aprovecha del esperanzado y lo cuela de sangre y anhelos.
Del odio se vienen acercando la verdad y la mentira.
Del amor se alejan a veces, la verdad, o la mentira.

En el amor de verdad está implícita la verdad, que puede parecer odiosa.
En el odio de verdad aparece la verdad, que no es de odio, tampoco de amor.


Un extremo tiene también todas las cualidades del otro.