lunes, 29 de abril de 2013

A Rosina Demasi





Mariposas en el parque bailando como luces de colores, 
formando alas, volando sobre un arco iris.
Eso es mi abuela.

Fe. Esperar que las luces de la vida le den paz. 
Que los sueños de amor le calmen el dolor.
Eso espero para mi abuela.

Ángel divino, mujer preciosa. 
La bondad, el amor, el sacrificio, la sonrisa maravillosa.
Eso es mi abuela.

Esperanza. Desear que lo que hace sufrir desaparezca. 
Que el dolor ya no sea dolor, que tanto amor pueda dar algo de paz en toda esta locura.
Eso quiero para mi abuela.

Amor de mi vida, mi amor, dueña de todo lo bueno que hay en este mundo. 
Lo más perfecto que conozco de toda la vida, lo único que nunca se puede dejar de amar.
Eso es mi abuela.

Uno de los peores días para ella, mi abuela en el medio de su gran dolor, con un respirador que le tapaba la cara, con varios cables, con vías en la sangre, respirando con mucho esfuerzo, con el corazón gastado y el cuerpo lastimado, me regalo una sonrisa.
Abrió los ojos y me regalo la sonrisa más increíblemente hermosa que nunca hubiera imaginado. 
Esa sonrisa la voy a guardar en mi memoria como el recuerdo más precioso que una persona pudiera tener. 
Porque esa sonrisa fue solo amor, amor que solo ella puede dar.

Ayer, ya con asistencia respiratoria y casi inconsciente, estábamos mi hermana y yo, uno de cada lado. Le estábamos hablando de todo el amor y dándole las gracias interminables por haber cuidado tanto de nosotros, por habernos enseñado toda la bondad de su alma, por habernos dado todo.
Entonces movió las manos. Nos miramos con mi hermana, sorprendidos. Ella estaba queriendo tomar nuestras manos. Cuando se las dimos, las apretó. Encontró fuerzas dentro de un cuerpo que casi ya no tiene, para tomarnos de la mano. Y seguía así con su gesto infinito del amor.

Ojos hermosos, mujer hermosa.
Flores en el aire, aguas claras.

La bondad, el amor, el sacrificio, la sonrisa maravillosa.
Todos los colores juntos, todos los recuerdos con ella son preciosos.

Amor de mi vida, mi amor, dueña de todo lo bueno que hay en este mundo. 
Lo más perfecto que conozco de toda la vida, lo único que nunca se puede dejar de amar.

Eso es mi abuela.

Y las palabras nunca alcanzan, pero no existen las que hablen de todo lo hermosa que es esta mujer que está por partir.



Te voy a extrañar todos los días, hasta el último día de mi vida. 

Y si hay algo después de todo, nos vamos a volver a ver amor de mi vida, y te voy a abrazar con locura.

Te amo con toda mi alma.