miércoles, 11 de diciembre de 2013

Please say no more



                                                                  "Please say no more.
                                                                                   I can´t say no more."







No decir más. Canalizar la energía a través de algún vínculo creativo.
Eso es bueno.
Pero es bueno hasta ahí nomás.
Solo canalizar no sirve.
Si tengo algo para decir lo tengo que hacer. Decir.
Y no solo a través de ese canalizar energías. 
Lo tengo que decir, literalmente. Sino no sirve como necesito que sirva. No esta vez.
Al menos nombrarlo para mi, pero en voz alta.
Sacarlo de encima. Eso.
Puta, puta, puta, puta, puta, puta, puta, madre que lo parió.
Que voy a escribir un texto o una canción, si tengo para decir algo más que eso… no?
A veces algunas cosas no alcanzan, entonces hay que completarlas con una dosis de realidad, pero de esas realidades que chocan y enferman. Porque a veces enfermar es mejor, a veces después de la enfermedad necesaria, cae como agua, la liviandad de lo que acaba y vuelve a empezar.
Liviano, hace rato que no me siento liviano, y no me siento. Doy vueltas estúpidamente, como un loco, pero sin estar loco, y sin la inconsciencia de los locos. Creo.
Deje de creer en algunas cosas, empecé a creer en otras. 
Apunté algunas cosas necesarias, y ahora no decir nada está fuera de mi alcance.
Fumar. Ya no fumo. Ya no me fumo. Ya no.
Esperar. No es que no quiera esperar. Sé esperar. Pero no puedo esperar más.
Trepé la soga para llegar al techo, y cuando casi sin fuerzas estoy por llegar, la cuerda se corta. Y me caigo. Y me caigo fuerte. Y se me rompe lo que me queda entre las manos.
Ahora tengo que ver para donde salgo rajando. También que hago con eso. Bah, que pasa con todo en realidad, con todo alrededor.
Diagramas incontenibles e interconectados. Por dios, que quilombo.
Lindo quilombo.
Un quilombo de la puta madre que los parió a todos.
A resolver se ha dicho. Y a decir. Si, a decir.







lunes, 9 de diciembre de 2013

Una línea que se rompe






Busco a Mamá aunque sé que ella no va a estar. Siempre la busco y casi siempre me pasa lo mismo. Y es que todavía es temprano para que haya llegado del trabajo y yo no sé si es que no quiero estar solo o si no quiero estar solo y que de un segundo para otro llegue Papá.

Mi hermana hoy no va a estar. Ella se fue a la casa de la prima Sofia y no vuelve hasta el domingo. No sé que voy a hacer dos días en silencio. A esta edad no me llevo todavía muy bien con él.
Años después me daría cuenta de que la soledad a veces nos hace fuertes. También sabría que para mi hermana, mejor hubiera sido tener una infancia un poco más color de rosa.

Hace un rato mi Abuela me llamó para decirme que tenía que entrar a bañarme, que se estaba poniendo frío y que además Mamá llegaría y tendríamos que tener todo listo, porque para ella era mejor si yo ya estaba listo, que era igual a bañado y con la tarea del colegio hecha. 
La cosa es que me llamo mi Abuela y entré. A ella si. A mi Abuela le hacia caso siempre. Es el día de hoy, cuando van 5 meses de su muerte, en el que me acuerdo sus palabras y me digo, tiene razón. Y es que siempre la tenia. Pero esta no es la historia. 

Ese día solo yo hasta ese momento sabía que no iba a poder hacer la tarea porque me había olvidado un cuaderno en el banco del colegio y esperaba que a ningún pibe de la tarde se le ocurriese hacerlo desaparecer. Tenia un miedo terrible. 
Se lo confesé a mi Abuela, y cómplice no dijo ni una sola palabra más. Lo único que hizo fue abrir bien los ojos y mirarme como diciéndome que eso no, que preste mas atención, que no podía ser tan boludo de perder las cosas pero nada mas. Y me chistó y después me hizo una caricia y me mandó a bañarme. 
Que trabajo increíble se tomo esa mujer conmigo para que no termine tirado en una esquina y destruido, dios…

Entonces entre y busqué a Mamá sin recordar que no estaba. Miré en la habitación que compartíamos con mi hermana para buscarla al menos a ella pero tampoco estaba. Y después volví a acordarme de que se haba ido de la prima Sofia. Siempre me olvidé de las cosas de un segundo para otro, y de la misma manera las recordaba, o no. Y Papá todavía no había llegado.
Me senté en una de las sillas del comedor y me quede en silencio. Mi Abuela estaba adelante. casi siempre se quedaba ahí. Ahora sé que lo hacia para evitarle problemas a Mamá, porque cuando ella quería corregir algo mi Papá la dejaba, pero después a mi Mamá… en fin. Mi Abuela venia poco a mi casa.  El terreno en el que estaba mi casa era largo y mi Abuelo les había dado a Mamá y Papá unos buenos metros en la parte de atrás para construir una casa para su familia.

Entonces me senté solo. Muchas veces hacía eso, y debe ser por eso mismo que la soledad me abriga mas que hacerme sentir un desconsuelo como a muchos de los que conozco.
Yo soy de los que creen que el silencio es tan amigo como lo somos nosotros de nosotros mismos. Entonces, creo que los que no pueden aguantar la soledad, tampoco aguantan mirarse al espejo detenidamente, ni llegar del trabajo y que la casa este vacía. Estos sin lugar a dudas, cuando llegan a su casa encienden el televisor o la radio o llaman por teléfono a algún amigo, pariente o en el mejor de los casos, juegan con su mascota.
Si todos hubiéramos de estar solos al menos un ratito al día, el mundo seria un mejor lugar para vivir.

Llego Papá. Como si nada, todo sonriente, como si ayer no se hubiera desatado una tormenta.
Se sienta después de poner la pava en el fuego y me pregunta porque estaba solo y casi a oscuras sentado. Le contesto que me gusta también cuando estoy solo, a veces. Me mira, pero no sé si me entiende. Se queda en silencio, como probando que tal es eso que hago de quedarme quieto, pero a él se lo ve intentando pensar en algo que lo distraiga. A veces uno se da cuenta cuando mira a alguien que intenta pensar en algo. No le sale. Me doy cuenta de que no le sale y sonrío y siento una victoria. 
Enciende el televisor. Me levanto y me voy al patio a jugar con unos soldaditos que olvidé el día anterior en un balde de albañil lleno de agua. No es que haya llovido, no, es que los soldaditos habían muerto al caer en un lago venenoso.

Llega Mamá y veo que además de su bolso viene con una caja.
Trae algo. Es un perro?. Si! es un perrito!
Y yo que me pongo contento como un loco y me olvido de todo lo malo de este mundo que es adentro de mi casa.
Una cuando es chico suele contentarse con pequeñas cosas. Igual convengamos que un perro no es algo pequeño. Es un perro pequeño, un cachorro, pero es algo grande. Es un futuro amigo nuevo, una espalda mas que ayuda a sostener. Además es un escucha, uno que juega y me hace olvidar que en cualquier momento puede caer una bomba. 
Un tiempo después voy a acordarme de cuanto amé a esa perrita y siempre la voy a tener en la memoria con el amor intacto.

Mamá me da una caja de zapatos. Adentro hay un perrito. Una perrita mejor dicho, es hembra. Lisa se va a llamar. 
Papá sale, porque en el fondo es un chico como yo, grande y con problemas, pero chico al fin. 
Mira adentro de la caja y lo saca y se lo lleva a su pecho, y lo abraza y lo besa. Papá como muchos chicos también es egoísta.
Mamá le dice: dale el perro el nene. La mira y no la escucha, entonces ella quiere repetirle pero él la interrumpe con un movimiento rápido que intenta darme a la perrita a mi. Y yo no llego a atraparla y se me cae y siento culpa. Ahora mismo lo escribo y me doy cuenta de qué la culpa no fue mía. 

Ese hombre al que le digo Papá se fue para adentro y Mamá lo siguió y le dijo, pero como te vas a enojar si le traje un perrito a los chicos le dijo y él le contestó que no le importaba, que estaba bien traer un perrito pero que él lo quería saludar, y entonces ella le dijo que primero me lo tendría que haber dejado agarrar a mi, y entonces él se acerco a la heladera y se abrió una cerveza y no dijo más palabras.

Hace unos años, pensando en mi, en como me veía después de la muerte, que fue vida sin vida más que muerte verdadera, vi o pensé, en como uno tira lineas, como cuando va a pescar, que dicho sea de paso me parece un deporte horripilante y extremadamente cruel, y va sacando cosas buenas y cosas malas. También pensé en que cuando uno ve que lo que está por salir del agua no sirve, la linea debería cortarse, y cuando lo que se nota que va a salir es bueno y sirve, entonces hay que ir con cuidado para poder llega a tenerlo en nuestras manos para siempre. 
Para aprender de todo, para permanecer en tierra.

Entonces ahora escribo y pienso que debería, cuando tuve la oportunidad, haber cortado esta linea que me hirió tan profundo que duele para siempre. O da lo mismo?. Si en ese momento yo no podía hacerlo y nadie lo hacia por mi, entonces después ya es tarde y da lo mismo, no?. Es un dilema.

Entonces me quedo con el perrito que era una perrita porque era hembra y la acaricio, y la perrita me muerde y la suelto y me enojo, pero sé enseguida que me enojo con la perrita porque es con lo único que me puedo enojar y la perdono y dejo de estar enojado y la vuelvo a levantar y me vuelve a morder pero no me importa porque me doy cuenta de que esas mordidas las lo hace jugando. Y me meto la mano bajo la manga del buzo y lo dejo seguir mordiendo.
Y me llama Mamá para ir a comer y mi Abuela y mi Abuelo están adelante en su casa y ya no van a venir porque se acuestan temprano y duermen toda la noche cuando pueden hacerlo y no se llegan a escuchar los ruidos.

Entro mirando el suelo sin pensarlo. Lisa me sigue y casi la piso varias veces porque estoy mirando al suelo, pero sin mirar.
La cena pasa todo el tiempo en silencio. Lisa conoce la casa mientras Papá la mira. Lisa hace pis. Papá se levanta y le pasa violentamente la trompa contra el pis, le pega en la cola y la saca al patio. Yo no puedo decir nada porque me miró, y a veces cuando mira, es para que nadie diga nada. El pis sigue ahí. Mama lo va a limpiar después de comer.
La noche termina bien, dentro de lo que en esa casa uno esta acostumbrado. 
Un perrito cambia la vida de la gente, o al menos un momento.







Más acá del dolor





Postear o no postear, esa no es la razón ninguna de las veces. Si más allá de mostrarlo las cosas están siempre.
Entonces, contar lo que uno quiere contar no es todas las veces decirlo en voz alta o publicarlo en un blog que no tiene tanto de decir como de mostrar. Quiero decir, contar es también decirse a uno mismo y aprender a mirarse. No?

Me toco lidiar como a la mayoría de las personas con la muerte. Pero, ojo al piojo, no fué con cualquier muerte
Los que están cerca, las personas que uno ama, los que están alrededor, se mueren, se van, desaparecen, se hacen humo y se escapan, vuelan hasta las luces del alba y no vuelven nunca más. Pero esta muerte, como lo dije, no fue cualquier muerte. Esta muerte fue, es, y va a ser toda la vida mía la peor muerte que a cualquiera le podría tocar soportar. Claro que la peor muerte podrían ser varias muertes pero eso es otro tema. 

Los amores de la vida no te dejan nunca, pero se alejan en cuerpo y entonces todo contacto se termina perdiendo como se pierde todo en la puta vida. Igual, sé que si algo se pierda, otra cosa se encuentra, no?. Quiero creer eso. Cambios. 

Para hablar de esta muerte tengo muchas palabras que se van a ir dando con el tiempo, y aunque tenia que decirlo acá quería referirme a esto de decir y de contar y toda esa historia que no puede parar de hablar.

Aprender a mirarse. A eso iba. 

Entonces, tiempo sin postear, sin contar lo que quiero contar, por lo menos en este blog, no fue no contar nada. Me estuve contando de todo.

Aprendí de los recuerdos, y no dejo de saber que mañana es mejor, pero lo mejor de ayer también sirve.

La inspiración o las ganas de decir, puede llegar en silencio y permanecer así, esperando ser y siendo también mientras tanto.
Darme oportunidad, el tiempo lava y cura, pero la cicatriz va a seguir estando si la herida fue profunda. Y lo fue.

Además de aceptar ver como a pesar de todo la vida continúa, uno tiene que continuar, YO tengo que seguir y eso es lo más jodido.

Pero bueno, contar. Eso. Seguir contando más allá de dolor, y más acá del amor.