"Please say no more.
I can´t say no more."
No decir más. Canalizar la energía a través de algún vínculo creativo.
Eso es bueno.
Pero es bueno hasta ahí nomás.
Solo canalizar no sirve.
Si tengo algo para decir lo tengo que hacer. Decir.
Y no solo a través de ese canalizar energías.
Lo tengo que decir, literalmente. Sino no sirve como necesito que sirva. No esta vez.
Al menos nombrarlo para mi, pero en voz alta.
Sacarlo de encima. Eso.
Puta, puta, puta, puta, puta, puta, puta, madre que lo parió.
Que voy a escribir un texto o una canción, si tengo para decir algo más que eso… no?
A veces algunas cosas no alcanzan, entonces hay que completarlas con una dosis de realidad, pero de esas realidades que chocan y enferman. Porque a veces enfermar es mejor, a veces después de la enfermedad necesaria, cae como agua, la liviandad de lo que acaba y vuelve a empezar.
Liviano, hace rato que no me siento liviano, y no me siento. Doy vueltas estúpidamente, como un loco, pero sin estar loco, y sin la inconsciencia de los locos. Creo.
Deje de creer en algunas cosas, empecé a creer en otras.
Apunté algunas cosas necesarias, y ahora no decir nada está fuera de mi alcance.
Fumar. Ya no fumo. Ya no me fumo. Ya no.
Esperar. No es que no quiera esperar. Sé esperar. Pero no puedo esperar más.
Trepé la soga para llegar al techo, y cuando casi sin fuerzas estoy por llegar, la cuerda se corta. Y me caigo. Y me caigo fuerte. Y se me rompe lo que me queda entre las manos.
Ahora tengo que ver para donde salgo rajando. También que hago con eso. Bah, que pasa con todo en realidad, con todo alrededor.
Diagramas incontenibles e interconectados. Por dios, que quilombo.
Lindo quilombo.
Un quilombo de la puta madre que los parió a todos.
A resolver se ha dicho. Y a decir. Si, a decir.