lunes, 4 de junio de 2012

Mañana es mejor



Despertar todos los días esperando encontrar lo que fué un día allá, atrás, en aquel pasado que ahora es recuerdo. El deseo del reencuentro y la esperanza de un viaje en el tiempo. Pensar hasta creer que todo ese tiempo pasado fué mejor. Perder las esperanzas cada vez que se cae en la cuenta de que las cosas, todas las cosas, corren hacia adelante.
Ir hacia lo que viene con ansias de lo anterior, es la vida en retroceso, que es igual a la muerte o a la desaparición de la vida, en vida, y eso nos deja en un limbo imaginario entre lo que existe y lo que pretendemos que exista.
Perder. Las pérdidas no son más que posibilidades de encontrar y ganar a lo nuevo, sin embargo, ante algunas pérdidas algunos se pierden también.
Desaparecer. Desaparecer cual pájaro dormido en el árbol que cae, desaparecer entre las pocas luces del alba, cuando aún los cielos no despiertan y uno puede encontrar la partida de las sombras del aire para encontrarse con su propia sombra.
Anhelar. Anhelar el regreso de nuestra mascota de la infancia aunque sea en sueños, pretender recuperar la misma sensación de abrigo al sol de aquellas tardes en las que nuestros abuelos nos dejaban recuperar el tiempo de escuela en aquel parque repleto de colores y juegos.
La desdicha en el aire, el deseo de volver a tener, la sensación de estar perdido y no poder encontrar lo que nos cae delante de nuestros ojos.


Los que siempre quieren volver nunca pueden ir, que se sepa.


Mañana es mejor.

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