jueves, 16 de junio de 2016

Margarita

Con aroma a jazmines recién aparecidos
me pasearon alguna vez tus dedos en las manos, 
en los brazos, en las mejillas.

Cuanta brisa de primavera 
acompañando la línea de tu voz!, 
que llegó a mis oídos primero,
y luego a mis ojos que cerraban, 
que intentaban abrirse paso para ver,
y que solo podían hacerlo hacia adentro
sintiendo el encuentro con tu melodía, 
y de tu piel con la mía también, en el alma.

La danza que llegaba, 
el abrazo inevitable con tus labios,
el amor de sábanas blancas 
y algunas copas alzada la noche.

¿Por qué, pasado aquel encuentro tan lleno 
tiene ahora que ser solo anegarse de espacios vacíos?




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