La desgracia nos toca el timbre y sale rajando cuando salimos a abrir, pero si nos hacemos los tontos se mete cual ladrón y nos roba todo lo que amamos.
No creo demasiado en las desgracias, mas bien las veo como hechos que debían suceder, pero que existen, existen.. como las brujas vió?
Conozco y les dejo a manera de ejemplo la historia de una desgracia:
Hubo una vez un hombre llamado Don Marcos, y le digo así porque no tuve nunca más información personal de él, que cargo con la desgracia de haberse desgraciado inoportunamente, y tan inoportuna fué su desgracia que perdió el amor para siempre. Resulta que siempre se juntaba a tomar mate con mi abuelo en la puerta del almacén y todos los días era lo mismo, hombre solitario, demasiado vergonzoso, sin hijos ni mujer y hasta le quedaba de familia solo una hermana que vivía vaya uno a saber donde...
Una vez se mudó al lado de su casa una mujer llamada Margarita, hija de Satanás y perpetradora de incalculables maldades tales como llamar a la policía para hacer irse a los adolescentes que tomaban cerveza en la esquina o taparnos con cemento y entre risas nuestra inolvidable cancha de bolitas, y que se había enamorado de Don Marcos y hasta el día de hoy se sabe que Don Marcos también se había enamorado de ella. Todos los días la esperaba tomando unos mates con mi abuelo pero nunca se animaba a sacarle conversación más allá del buen día Doña Margarita... Adiós Doña Margarita... Como le va Doña Margarita?...
Mi abuelo que siempre supo dar consejos un día le dijo con sus palabras que se deje de joder, que ya estaban grandes y que si no pasaba nada con Margarita se olvide del amor para siempre y entonces Don Marcos se animó.
Al otro día en cuanto llegaba Doña Margarita a hacer las compras y bajo un guiño cómplice de mi Abuelo y la sonrisa medio disimulada de mi abuela, Don Marcos se acercó y le dijo: Buen día Doña Margarita, quisiera saber si... y se rajó una desgracia enorme, de tal estruendo que todos en el almacén se dieron vuelta para mirarlo, y entonces Don Marcos se fué y nunca más le habló a Doña Margarita, y ya no iba a tomar mate todos los días al almacén de mi abuelo...
Murió solo, lo enterraron en el cementerio de Avellaneda, mi abuelo hizo con sus manos la cruz que reposaría para siempre sobre su tumba. Nadie lo visitó nunca más.
Y la mayor desgracia fue no haber disfrutado la vida ni jugarse por lo que uno quiere. El tiempo pasa y es mejor hacer con el fortuna que hechos por olvidar o cosas por lamentar
ResponderEliminar...como que por haber pasado la vida al pedo, sin haber hecho nada para acercarse a Margarita.
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