miércoles, 2 de enero de 2013

Más para contar





Y hoy sigo escribiendo. Parece que hoy tendría cosas para contar que quiero contar. 
Lo que me pasa ahora es que ando pensando en que porqué escribir si siempre publico las cosas con la desconfianza y el miedo que trae pensar que puede se una mierda lo que acabo de escribir. Y me contesto: porque sí, y porqué no?. Porque me gusta escribir aunque más no sea para sacarme las cosas de encima. Y las cosas pueden ser cosas que pienso como ahora, o ideas que me caen, como en los cuentos que vengo publicando desde hace unos meses. Lo bueno de escribir es que no me desbordo, o sea, no me caigo de mi mismo.
Además escribir está tremendo: uno dice cosas que le van rebalsando y al final, se siente livianito. 
Decía que escribo y publico más allá de la desconfianza en mi mismo acerca de lo que escribo. Entiendo que no soy un escritor pero tampoco un no-escritor. Entonces, que mierda soy?: un tipo que escribe para decir algo. Y qué?. No sé, y no me importa. O no me importa porque no lo sé, que se yo… A veces se pone difícil de explicar la cosa. Y a veces no hay nada que explicar. 
El tema es que me pican los dedos y tengo que hablar por ahí, por los dedos. Y se me ocurren algunas historias y practico la descripción de algunas cosas que pasan en esas historias que me caen o que supe observar en algún lugar. 
La verdad es que solo hago esto que me gusta hacer. Y también disfruto y me dejo ser afuera de mi mismo cuando hago canciones, pero ahora con dos chiquitos en casa que se me tiran encima de la guitarra cada vez que la agarro (y tengo cuatro guitarras en casa y no hay caso, siempre encima de la que tengo yo) casi que no se puede, pero calculo que ya van a aprender que me tienen que dejar tocar tranquilo un rato jajaja. 
Entonces decía: hago lo que me gusta hacer que es decir, aunque como también dije, no sé que es lo que digo pero solo hasta que lo estoy diciendo. Desde ahí sí que sé. Cuando empiezo a decir sé que es lo que estoy diciendo. 
Ahora mismo por ejemplo estoy diciendo que una de las cosas que más disfruto de mí es que me encanta decir cuando tengo que decir, y que no puedo evitar contar cosas que quiero contar.
Por eso es que escribir me da cosas buenas, mas allá de si me leen diez o quinientos. Y está claro que está mejor si me leen quinientos porque lo que digo se comparte más y el tema de andar diciendo y publicando por ahí lo que se dice es con las ganas de compartir esas cosas que se piensan o esas ideas que se caen.
Si no es por compartir no escribiría nada. Lo mismo daría pensar. Y si lo mismo diera pensar no le haría caso al picor de los dedos cuando tengo algo que decir y me sentaría en silencio, a pensar un rato. Y me guardaría las cosas adentro, o sería uno de esos insoportables que no paran de hablar con cualquiera que le dé un segundo de atención y que se vuelven pesados y que por lo menos a mí, a veces, me dan ganas de darles un par de cachetazos.
Entonces escribo. Y como dije antes, las cosas que escribo me parece que pueden ser una mierda, pero no lo sé en verdad, porque lo escribí yo, y después de pasar corrección y releer y reescribir y dar por terminado un relato me parece que ya está, y que está bien y entonces cuando ya no es mío porque está vivo por si solo me cae la duda y la puta madre que lo parió. Pero está bien, porque cuando escribo una canción me pasa lo mismo y eso ya había aprendido a aceptarlo y andaba por la vida conforme con eso. Entonces con mis cuentos debería ser lo mismo no?. 
A veces doy vueltas sobre lo mismo sin llegar a ningún fin. 
Da lo mismo. 
Lo que quiero decir es que contar está bueno. Todos tenemos que contar un poco de algunas cosas. 



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